Tu intimidad comienza en el baño, para expandirla puedes elegir entre estos tres caminos:
Rocío
Un gesto ligero que refresca tu rutina. Intervenimos las superficies, iluminación y pequeños dispositivos espaciales o muebles para que cada amanecer despierte un ritual renovado, sin sacrificar profundidad ni cuidado.
Riachuelo
El flujo se ensancha y toma cuerpo. Replanteamos materiales, ventilación, recorridos y mobiliario para transformar el baño en una habitación donde el tiempo se estira y el cuerpo habita con calma. Aquí el diseño moldea la experiencia, no solo el contenedor.
Manantial
El agua brota como origen de toda una casa. Cuando el baño se vuelve semilla del habitar completo, proyectamos la vivienda entera desde la relación íntima con el agua, el paisaje y los ritmos vitales, tejiendo arquitectura y vida en un mismo cauce.
Agua Erguida es también una práctica de escucha, de cuidado, de atención a lo invisible. Podemos comenzar por algo pequeño o por la raíz de todo. Lo importante es que el proceso te represente, te renueve, te sostenga.
¿Empezamos?




















Hay quienes piensan que diseñar un baño es elegir materiales; para nosotros es escuchar la corriente subterránea donde memoria y deseo confluyen.
Antes de trazar una línea, abrimos un diálogo íntimo: exploramos tus vivencias con el agua, los rituales que marcan tu día, sus ritmos y silencios. De ese intercambio, el baño emerge como la forma visible de aquello que suele permanecer sumergido.